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“La democracia y la calle” en Carmen Ilizarbe

Publicado: 2023-03-23


Este libro, que Carmen nos entrega en plena explosión social y política (IEP, 2022), ha sido escrito desde una experiencia testimonial. Carmen escribe como cientista política. Pero lo hace desde su propia memoria, formada de los procesos de protesta de finales de los años 90; desde su propio testimonio como manifestante en la marcha de los 4 suyos y desde la auto percepción y la percepción de lo colectivo y lo público que le ofrecen los marcos teóricos de referencia que usa.

Para Carmen la calle es una construcción que engloba avenidas y plazas, pero también parques, mercados, carreteras y zonas rurales. Carmen nos presenta una calle en la que “se protesta, se canta, se baila, se celebra, se reza, se compra y se vende” pero también “se hace memoria y se lucha colectivamente y no solo como individuos”. La calle, para Carmen es un espacio público que ha dado origen a la conformación de un sujeto político colectivo, plural, polifónico; un sujeto que está integrado por “sujetos colectivos que marcan el ritmo y la dirección de [una] acción común”.

Carmen encuentra aquí reflejada “otra forma de hacer política”, una distinta a la política que se hace en el sistema institucionalizado de representación. Es una forma de hacer política que incluso puede llegar a ser “alegre, colorida, compacta” pero también enfurecida; una forma de hacer política “que compite codo a codo con la arena institucional”. Carmen encuentra en la calle “… una forma de participación política informal con peso propio en la política institucional”; un contrapoder efectivo ejercido en la forma de un veto “desplegado anónima y masivamente como potente contrapeso político” (páginas 19 a 24). Una forma de hacer política que da origen a una esfera pública plural y heterogénea, polifónica; contra hegemónica por definición (página 26 y 27); un “algo en continuo movimiento”; potencialmente democrática (página 42), pero que también capaz de adoptar contenidos no democráticos: “La formación de sujetos colectivos es un ejercicio de soberanía popular cuya orientación no es necesariamente democrática ni justa para todos, ni siquiera respetuosa de la ley” (página 244).

La cuestión estriba en que calle que Carmen aborda no es solo un espacio físico. Es antes que nada un espacio de construcción y en permanente construcción. De ahí que Carmen encuentre en ella “una “historia” (página 30) ; un espacio de expresión y de vida. Un espacio que muestra la tensión que sostienen las dimensiones formales e informales de la democracia. La calle, de hecho, se constituye “desde los márgenes de la institucionalidad” (página 20). Es un espacio que entonces puede irrumpir y desbordarse. Uno que no tiene sentido idealizar pero que debe ser reconocido en su propia forma de ser; marcada por el predominio de lo colectivo por encima de lo individual; de la conflictividad y el antagonismo, el desacuerdo y la auto representación (página 26 y 27).

Imposible ensayar un abordaje hacia lo que la calle representa desde la estabilidad que buscan alcanzar los modelos formales basados en la hegemonía de las élites (página 31). La calle forma un momento distinto en que la pluralidad, la conflictividad y la auto representación abren espacio a la imaginación, que Carmen define como “la cualidad humana que en última instancia permite cambiar y alterar la forma y el significado de las instituciones sociales” (página 35). La demanda por escuchar a la calle se convierte de esta manera en una forma de abrir el sistema a “fuerza que sostiene la reproducción y preservación de lo establecido” (página 36), la “imaginación radical” asumida como motor del cambio (página 37) expresada en una dimensión simbólica (página 26).

Carmen encuentra una historia previa a la marcha de los 4 suyos que cuenta la formación de espacios colectivos de protesta. Encuentra la historia de la movilización y encuentra de inmediato una historia de la desilusión marcada por una transición que califica como “unidimensional” (páginas 206 y ss), una transición que se quedó con los reclamos sobre la vigencia del Estado de derecho y dejó de lado toda discusión sobre “la demanda socioeconómica por salarios y condiciones de trabajo” (página 248). Encuentra la subsistencia de la protesta y la expresa con tres historias principales: Arequipa, Tambogrande e Ilave (páginas 217 y ss). Pero también noviembre del 20 (página 245).

La sociedad politica descrita en Carmen combina los dos momentos de la política en un todo no armónico o estable, sino más bien dinámico, definido por la contienda y la contestación. El desarrollo de esa dinámica inestable entre la política formal y la informal se convierte en Carmen en una forma de ser constructiva. Al contrario, el rechazo a la potencia innovativa que fluye de esa dinámica es denunciado en su potencial dañino: “Los actos guiados por la arrogancia [vuelvo a las citas], en los que prevalecen la soberbia y el sentido de omnipotencia pueden acabar derribando la democracia al fomentar la violación de los límites y el reemplazo arbitrario de las normas. La gente puede contaminarse de arrogancia y de un sentido perverso de libertad, con terribles consecuencias para un régimen autónomo” (página 41).


Escrito por

César Azabache

Conduce "Conversaciones desde la coyuntura" y "En Coyuntura".Tiene una columna de opinión en La República y publica en espacios digitales.


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